Con ella podemos tener una presencia remota virtualmente en cualquier parte del mundo a cualquier hora, donde solo se requiere una buena conexión a Internet, pero más allá del lado innovador, esta tendencia está dictando formas en las que se mueven los nuevos negocios.
Un profesional que deba pasar gran parte de la semana en un autobús o un avión desplazándose entre sedes pierde gran parte de sus horas laborales o de descanso ya que a veces tiene que tomar transportes nocturnos para llegar a tiempo.
Esto va generando un desgaste físico y psicológico, además que es un problema presupuestario para la empresa, ya que son gastos que de alguna forma pueden recortarse, con ello en mente la telepresencia nos ayuda a evitar este tipo de situaciones.
Es algo obvio pero a lo mejor no lo vemos en el primer momento, implementar un sistema empresarial basado en telepresencia es costoso y requiere cambios de estructura y de modelo de negocios, esto no quiere decir que vaya a ser más costoso que mantener oficinas y presupuestos de viaje, pero la adecuación de infraestructura al menos en el primer año puede ser algo que no tengamos en el horizonte al pensar en esta forma de trabajo.
Las velocidades cada vez mayores de la conexión a Internet y la tecnología HD de las pantallas nos hacen ver a través de monitores a personas a miles de kilómetros como si estuvieran en el mismo salón en que nos encontramos.
A pesar de todos estos avances, no hay nada como el toque humano, pero si dosificamos nuestros recursos, podemos encontrar que cuando se requiere el toque especial de una reunión cara a cara, nuestro presupuesto de viajes no será tan alto y los recursos no estarán siempre cansados.
Es una situación ganar – ganar si lo vemos desde el punto económico y físico, sin embargo la adaptación suele ser compleja, no podemos pretender que ya que hemos instalado un nuevo sistema para telepresencia inmediatamente se acaben los viajes y empecemos a ahorrar dinero.
En estos casos como casi todos los cambios, se debe hacer un proceso educativo y un cambio gradual de nuestros modelos de negocios y estructura, todo con el fin de que la resistencia al cambio no sea de gran impacto y la implementación de esta solución sea completamente exitosa.
Un profesional que deba pasar gran parte de la semana en un autobús o un avión desplazándose entre sedes pierde gran parte de sus horas laborales o de descanso ya que a veces tiene que tomar transportes nocturnos para llegar a tiempo.
Esto va generando un desgaste físico y psicológico, además que es un problema presupuestario para la empresa, ya que son gastos que de alguna forma pueden recortarse, con ello en mente la telepresencia nos ayuda a evitar este tipo de situaciones.
La Inversión y su Retorno
Es algo obvio pero a lo mejor no lo vemos en el primer momento, implementar un sistema empresarial basado en telepresencia es costoso y requiere cambios de estructura y de modelo de negocios, esto no quiere decir que vaya a ser más costoso que mantener oficinas y presupuestos de viaje, pero la adecuación de infraestructura al menos en el primer año puede ser algo que no tengamos en el horizonte al pensar en esta forma de trabajo.
Recursos a distancia
Pero luego del punto de partida podremos ir poco a poco recuperando la inversión y más que todo podremos hacer de nuestra compañía una empresa global, imaginemos que en Francia hemos encontrado a la persona que necesitamos para nuestra empresa y que tiene un costo menor que contratar de forma local, evidentemente hacer una mudanza del recurso es una opción, pero que tal si esa persona sigue viviendo allá o no quiere desplazarse, se le hace una instalación de nuestra plataforma de telepresencia y ya pasa a formar parte de nuestro staff sin necesidad de hacer viajes constantemente.
Las velocidades cada vez mayores de la conexión a Internet y la tecnología HD de las pantallas nos hacen ver a través de monitores a personas a miles de kilómetros como si estuvieran en el mismo salón en que nos encontramos.
El Toque Humano
A pesar de todos estos avances, no hay nada como el toque humano, pero si dosificamos nuestros recursos, podemos encontrar que cuando se requiere el toque especial de una reunión cara a cara, nuestro presupuesto de viajes no será tan alto y los recursos no estarán siempre cansados.
Es una situación ganar – ganar si lo vemos desde el punto económico y físico, sin embargo la adaptación suele ser compleja, no podemos pretender que ya que hemos instalado un nuevo sistema para telepresencia inmediatamente se acaben los viajes y empecemos a ahorrar dinero.
En estos casos como casi todos los cambios, se debe hacer un proceso educativo y un cambio gradual de nuestros modelos de negocios y estructura, todo con el fin de que la resistencia al cambio no sea de gran impacto y la implementación de esta solución sea completamente exitosa.
1 Comentarios
Silvia
ago 08 2014 11:26