Viralidad: ¿qué, cómo, cuándo, quién y dónde?
Qué levante la mano quien no haya visto el vídeo donde el profesor Robert Kelly, mientras era entrevistado vía Skype por la BBC, es interrumpido de forma accidental por sus dos hijos y mujer. Pues sí, nos encontramos quizá ante el último fenómeno viral, un pequeño percance doméstico que ha convertido al desconocido profesor Kelly y su familia en estrellas mediáticas a nivel mundial.
Después de ser impactados o directamente ser protagonistas de los fenómenos virales, nos preguntamos cómo nace, crece, se desarrolla y muere esa materia tan imprevisible llamada viralidad. Tema complejo donde los haya, apoyándonos en la ejemplificación, desde Solvetic intentamos aportar algo de luz.
Empecemos por una definición básica que nos ayude a comprender la verdadera dimensión de la palabra viralidad. Sin más, nos estamos refiriendo a un contenido que difundido a través de cualquier medio alcanza una popularidad desmesurada en un corto espacio de tiempo.
Hay muchas teorías sobre su origen o sobre mecanismos para alcanzar tan preciado tesoro, pero bien es cierto que si pensamos en los últimos fenómenos virales que hemos disfrutado, obligatoriamente tenemos que poner foco en el término ‘espontaneidad’. Teorías conspiratorias a un lado, ¿quién iba a pensar que el pobre Warren Beatty iba a ser protagonistas de una de los mayores errores en un evento de la envergadura de los Oscars?
Respecto a las diferentes teorías que explican los ingredientes que debe de tener un buen contenido viral, aunque siempre hay que tomarlas con cierta mesura, es interesante tenerlas en cuenta para entender cómo se intenta planificar el éxito de una campaña publicitaria:
- Inclusión de elementos emocionales y humorísticos. Y si podemos incluir mascotas, ya tenemos ganado mucho terreno (y si son gatos o perros, mejor que mejor).
- El mensaje debe de ser obligatoriamente corto y entendible. No nos podemos parar a comprender lo que nos quiere decir.
- Tenemos que conocer a nuestra audiencia, a todo el mundo no le interesa el mismo tipo de contenido
- El contenido debe ser líquido. ¿Qué significa esto? Un contenido adaptable a cualquier formato y medio (que nazca en digital y explote en offline o viceversa)
Como hemos comentado, por muy contradictorio que parezca, los principales movimientos virales que han acontecido durante los últimos años, tienen un origen desconocido.
¿Os acordáis del aclamado ‘Harlem Shake’? Hagamos memoria. Hace 4 años un popular cómico (Filthy Frank) publicó un vídeo en YouTube donde aparecían 4 personas disfrazadas bailando el tema ‘Harlem Shake’, una pegadiza canción creada por el productor Dj Baauer (como se puede observar, el contenido original cuenta con más de 50 millones de visualizaciones):
De la noche a la mañana, el mundo entero (con disfraz incluido) se puso a bailar esa pegadiza composición musical cámara en mano. Empresas, colegios, equipos deportivos… Nadie escapó de uno de los primeros fenómenos virales que utilizaron las redes sociales como medio de expansión masiva
Pero no nos tenemos que ir muy lejos para observar cómo Internet en general y las redes sociales en particular, fomentan la expansión de un movimiento viral. Seguro que el nombre de Sean Kennedy (seguidor del Wigan), no os dice nada. Pues bien, el bueno de Sean no se lo ocurrió mejor idea que dedicar una canción a Will Grigg (futbolista internacional por Irlanda del Norte) basándose en la melodía de la canción ‘Feedom from desire’ de la interprete italiana Gala Rizzatto.
Tal fue el éxito viral del vídeo, que la versión creada por Kennedy se convirtió en el himno de Irlanda del Norte en su participación en la pasada Eurocopa de Francia. En cada partido de la selección irlandesa, se convirtió en una fiesta a ritmo de ‘Will Grigg´s on fire’. Todos fuimos un poco irlandeses…
¿Cuál ha sido el último gran movimiento viral colectivo que ha surgido de una forma espontánea? Estaremos de acuerdo en acordarnos de un fenómeno que poco a poco se está apagando, pero que no hace mucho tiempo nos tenía a todos fascinados... ¡E inmovilizados!
Si, nos estamos refiriendo al aclamado ‘Mannequin Challengue’, fenómeno viral nacido en Internet donde varias personas se mantienen inmóviles mientras suena de fondo el tema musical ‘Black Beatles’ de Rae Sremmurd. En esta ocasión, nos tenemos que desplazar hasta Jacksonville (Florida) para encontrar el origen en el instituto Edward H. White. A finales de 2016, unos estudiantes publicaron en Twitter un vídeo donde aparecían imitando a maniquí mientras sonaba de fondo el hit mencionado.
Lo que pasó después, ya ha pasado a convertirse en un icono más de nuestra reciente historia. Millones de personas grabándose inmóviles, ya sea en su trabajo, asistiendo a un espectáculo o reuniéndose con sus seres queridos. Lebron James y sus Cleveland Cavaliers en su visita a la Casa Blanca (todavía habitada por el matrimonio Obama), quizá nos dejaron el ‘Reto de Maniquí’ más elaborado. Raza superior…
Claro está que uno de los principales ingredientes para que un contenido viral funcione es la espontaneidad. Pero si observamos los últimos fenómenos acontecidos, se puede observar como la solidaridad es una palanca eficaz para que un acto concreto se convierta en un movimiento masivo.
Quizá el ejemplo más representativo haya sido el aclamadísimo ‘Ice Bucket Challenge’, un movimiento que busca llamar la atención sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y concienciar a la población de la necesidad de investigar sobre ésta. La campaña consiguió recaudar en menos de 30 días más de 100 millones de dólares, cantidad que sirvió para financiar diferentes proyectos que tras el paso de los años e investigación mediante, están empezando a dar sus primeros frutos.
Y por qué no. También podemos detectar acciones de viralidad espontánea preventiva. Si, prevención contra el peligro de compartir contenido inadecuado. ¿Quién no ha conocido a Nico a través de aplicaciones de mensajería instantánea? Si no te suena, aquí estamos para contártelo, querido lector. Una profesora (Esmeralda Reviriego, Torrejón) pidió a sus alumnos que trabajasen en un proyecto viral con el propósito de que tomaran conciencia sobre los peligros de compartir contenido personal en las redes sociales. Para ello crearon un personaje ficticio llamado Nico y utilizando el reclamo ‘Ayúdame a recorrer el mundo’ convirtieron un simple garabato sobre papel en un fenómeno viral que traspasó fronteras.
El dibujo tuvo tal éxito, que fue compartido (junto con el hashtag #hazlopornico) en nuestro país por las cuentas oficiales de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
Nadie escapa al poder seductor de la viralidad, incluidas las marcas comerciales. Y es que, consciente de las bondades de un impacto global y masivo, con más o menos éxito han intentado en los últimos años activar campañas virales destinando grandes inversiones.
Y es aquí donde aparecen las primeras dudas. Un fenómenos viral, ¿se puede planificar? Aunque la respuesta pueda parecer obvia (‘poderoso caballero es Don Dinero’ versaba el gran Francisco de Quevedo), como hemos desarrollado la viralidad se activa desde la espontaneidad, desde lo desconocido.
Aunque, como todo en la vida hay excepciones, gratas sorpresas que te hacen recuperar la esperanza en la publicidad bien planificada. ¿Os acordáis cuando Ellen DeGeneres se hizo un selfie con primeras espadas de Hollywood en la gala de los Oscars?
Pues bien, Samsumg planificó una campaña genial que propició que el tweet generado por DeGeneres se convirtiera en la publicación más compartida de la historia en Twitter. Ante ustedes el origen del fenómeno #selfie en MAYÚSCULAS
Con lo que, podemos afirmar que la viralidad es ejercicio democrático, donde sin dinero de por medio, cualquiera de nosotros está expuesto a convertirse en ‘Rey por un día’ (una de las características de la viralidad es un su carácter efímero). Ya solo nos queda disfrutar de cada momento viral, que por más que nos pese a algunos que tenemos cierta edad, son verdaderos iconos de nuestra historia más reciente.