La semana pasada, os contábamos, a través de Facebooky Twitter, que el jefe de Snapchat había rechazado una oferta de 3.000 millones de dólares.
Nosotros nos volvíamos locos, nuestra mente no alcanzaba a imaginar tanto dinero junto, y menos poder rechazarlo.
Evan Spiegel (23 años) CEO de SnapChat y cofundador junto a Bobby Murphy (25 años), decidían no venderse a Facebook. Que ha adoptado, claramente, la política de: “si no puedes con el enemigo, únete a él”, rechazaban la oferta que hubiera convertido a su StartUp en la mayor venta por encima de la compra por parte de eBay de Skype en 2005.
Hasta aquí, todo correcto, la burbuja de las apps se encuentra en este punto y, se invierten millonadas en aplicaciones que aún no dejan beneficio, con la esperanza de que sean el nuevo Facebook y de que serán muy rentables.
Con esta serie de noticias, sobre las ofertas que recibe, SnapChat se ha empezado a popularizar en España, pero aún no se ha popularizado entre los usuarios algo saturados entre Facebook, Twitter, Instagram, Vine, Tuenti, Line, Whatsapp…
(Gráfico elaborado por Statista.com)
Cada red o app social, tiene su función y Snapchat, tiene algo que le falta a todas.
El propio Spiegel decía: “En algún momento, cuando estábamos construyendo productos sociales nos olvidamos de que la razón por la que nos gusta comunicarnos con nuestros amigos es porque es divertido y no para que sean un numero en nuestro perfil”.
La gente cada vez sube menos fotos en Facebook y Tuenti, algo que se agradece. Lejos han quedado los tiempos en que tus amigos actualizaban su perfil con tandas de hasta 40 fotos de sus vacaciones. Mucha parte de culpa, en este cambio, es de Instagram, a parte de la concienciación por parte de los usuarios de que no podemos hacer pública toda nuestra vida por muy apasionante que a nosotros nos parezca.
Con Instagram la gente comenzó a reeducarse y a subir fotos seleccionadas y curradas, vale con una bonita fotografía para hacerse una idea de lo bien que te lo estas pasando o de ese sitio lugar tan bonito que estas presenciando. Más de dos actualizaciones diarias son consideradas de mal gusto, no queremos el Timeline lleno y así lo han entendido la mayoría de los usuarios. Facebook, se dio cuenta de que perdía usuarios y compró Instagram por 1.000 millones de dólares.
Entonces fue cuando Vine tomó más fuerza. Twitter, tras la adquisición por parte de su archienemigo de la competencia, dejó de mostrar directamente las imágenes publicadas desde Instagram y compró Vine. Un servicio igual que Instagram pero en lugar de con fotos con vídeos cortos que se ha convertido en una sensación gracias al talento creativo y humor de sus usuarios. Instagram, no tardo en añadir videos cortos, pero aunque no les va mal, la gente sabe que los videos se publican mejor con Vine.
Nos quedan Whatsapp y Line, pero también podríamos incluir a WeChat o cualquier servicio de mensajería. En España el que triunfo primero fue Whatsapp, en mi opinión aunque va mejorando es el peor de todos, aun así su sencillez lo ha hecho indispensable y nadie que tenga un Smartphone no tiene este servicio, yo es el que uso y Line lo uso para hablar online (llamadas de voz), que funciona mejor que Skype.
Si algo tienen en común, es la posibilidad de compartir imágenes. Fotos de todo tipo en Facebook, Tuenti y Twitter, Gin Tonic, puestas de sol, graffitis y pies en Instagram, Videos haciendo el chorra en Vine, y una mezcla de todos en los servicios de mensajería tipo Whatsapp.
Pero... ¿Qué pasa cuando queremos compartir algo, pero que no sea para siempre?,
Hay momentos, imágenes y situaciones que no tienen cabida en las redes sociales tradicionales. No hablo del sexting del que tanto se acusa a SnapChat.
Hablo de esos videos o fotos de momentos que compartimos y que luego se quedan ocupando espacio en la memoria de nuestros smartphones sin sentido alguno. Ese copazo que manda un amigo a las tres de la mañana, esa foto del chuletón que se va a comer a la brasa, (que no sabes quién es más brasas, si él o la parrilla), ese video bailando para demostrar lo bien que se lo pasa mientras tú estás en casa, etc…
Ese tipo de situaciones son las que tienen cabida en SnapChat y por las que me gusta el concepto. No gastas memoria, no ocupan espacio y no dejan huella. Así nadie podrá buscar pegas a tus vídeos y fotos, ni podrá compartirlas. Será para quienes tú quieras y durante el tiempo que quieras.
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